Tomó su pene erecto y comenzó a introducirlo en mi… sentí como que una esfera de aire subía por mi cuerpo y se alojaba en mi garganta, me dolía mucho, pero me dolió aún más cuando comenzó a sacar su miembro, por un momento me sentí aliviada pero lo sacaba para volver a introducirlo, dolía, ardía mucho, no podía evitar gemir, gemir no bastaba, grité. Justin se asustó pero siguió en lo que estaba. Estaba comprobado, me había vuelto una masoquista, me mataba el dolor, pero me mataba de la misma manera que me gustaba, no quería que parara y el dolor cada vez iba pasando, me sentía excitada. Justin sudaba a chorros, su pelo estaba mojado y pegado a su frente, yo habría los brazos y con las manos sujetaba con fuerza el primer trozo de sabana que podía tomar. Estaba tan excitada que ya no sentía dolor alguno… pero algo cambio, él paro un rato y se hizo a un lado. Yo estaba ardiendo, quería más, sabía que él también quería, entonces tome la decisión de subirme sobre él, lo bese apasionadamente y para finalizar aquel beso, apreté con mis labios la punta de su lengua, me miro con una cara de impresión, le había gustado que hiciese eso. Tome su miembro con la mano y lo dirigí hacia mi orificio, ahora si que dolía, ahora sentía lo que era la fuerza de gravedad, al caer sobre su miembro. Justin puso sus manos en mi cintura y me ayudo a saltar… dolía… ardía, pero me gustaba, y a él también le gustaba mucho, aunque me asustaba su entusiasmo, estaba como poseído. Me deje llevar por el momento, como siempre lo hacía, ya mi vagina estaba dilatada, no dolía tanto, así que comencé a bailar sobre él. Éramos uno, estábamos unidos, éramos sólo un alma, ya no éramos dos personas jugando, estábamos unidos, sudábamos… sudábamos bastante, nuestros corazones latían a mil, siempre había pensado que mi primera vez iba a ser bochornosa, pero no lo era, ni el hecho de estar desnuda me avergonzaba, su cara al mirarme demostraba su interés por mí, me hacía sentir segura, me sentía una mujer completa, y él también se sentía un hombre.
Así continuamos toda la noche hasta que nos quedamos dormidos de lo agotados que estábamos de tanto placer.
Ya era de mañana, eran las 1 y pico. Se me había pasado las hora pues la noche anterior había sido agotadora, muy agotadora… Justin aún dormía, decidí levantarme, ahora me entraba la vergüenza que me viera desnuda… Irónico sabiendo todo lo que habíamos vivido la noche anterior. Entre a la ducha y comencé a pensar en todo lo que había hecho, no podía evitar reírme, pensar que tenía tanto miedo a algo que ahora se había convertido en una de las mejores cosas que había hecho en mi vida. Estaba de lo mejor en la ducha, cuando entro Justin en ella, antes, había soñado con algo parecido, los dos bajo el agua, pero ahora no podía creer lo que pasaba. Me costaba mirarlo a la cara, no podía hacerlo, me resultaba algo imposible, pero me di cuenta que mirando para abajo mi mirada rosaba su miembro, así que decidí mirar para un lado. Justin tomo mi mentón y me dijo al oído: Eres una diosa… Eres mi diosa favorita. Al oír eso mi alma se lleno de alegría, volví a ahogarme con mi respiración y alegría, pero luego eso se vio apagado pues pensé: ‘Mi diosa favorita…’, No era la única? Que me quería decir con eso?, mi corazón se rompía al estar pensando en aquello y volvió mi vergüenza y decidí salir de la ducha sin antes darle un cínica sonrisa.
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